Dicho plan siniestro está organizado por el gobierno anti-nacional del pálido pelegato boschista, la Unión Europea y sus agentes anti-dominicanos de las hordas haitianas, así como por el declarado mercenario sindico de Comendador Luis Radhamés Minier y el aberrado Jaime David Fernández Mirabal
Una investigación,
realizada por el Movimiento Patriótico Independiente (MPI), en Elías Piña, ha
puesto en evidencia, que esta provincia fronteriza está siendo usada como
laboratorio para ir concretizando la integración, o fusión, de la República
Dominicana con el Estado tribal haitiano.
En esta conspiración
siniestra están involucrados: el gobierno anti-nacional de Dañino Medina, el
gobierno local de Comendador, representado especialmente por el Alcalde o
Síndico, y la Unión Europea, la socia capitalista que aporta los recursos
económicos, como una inversión, que le permitirá luego extraer pingües
beneficios.
Sonsacar a los jóvenes
dominicanos a través de la actividad deportiva y los intercambios deportivos
con los haitianos, para ir limando asperezas; integrar en un mismo organismo a
los artesanos dominicanos y haitianos; involucrar en diversas actividades
sociales comunidades de ambos lados de la frontera; son varios de los ardides
implementados por todos estos conspiradores anti-dominicanos.
El Ministro de Deportes,
Jaime David Fernández Mirabal, que tan inepto se ha mostrado en sus funciones,
y que tantos conflictos ha creado con los deportistas dominicanos, no ha
perdido la oportunidad de colaborar con los planes antinacionales, incentivando
los intercambios deportivos con los haitianos; y dando a éstos facilidades para
practicar aquí sus actividades deportivas.
El Comité Olímpico
Dominicano ha contratado los servicios de técnicos deportivos cubanos, para
asesorar equipos de ambos lados de la frontera, con fines de intercambios;
echando sobre el Estado dominicano la carga de los salarios y las dietas de
estos técnicos cubanos castristas. Sabemos que estos técnicos no circunscriben
su actividad a la asesoría deportiva, sino que sus fines son más bien
integracionistas; como parte de su alianza anti-dominicana con el imperialismo
norteamericano, la Unión Europea, los filibusteros del Canadá, los argentinos y
los venezolanos chavistas.
Con su visión integral,
de su plan para fusionar nuestra nación con el Estado tribal haitiano, los
conspiradores han concebido, y llevado a cabo, el programa Artesanía de Frontera, que agrupa a todos o a una gran parte de
los ebanistas, carpinteros y otros artesanos de Elías Piña, en alianza con su
contraparte haitiana, el llamado por ellos Plateau Central, constituido por las
comunidades fronterizas haitianas.
Es un programa
patrocinado y financiado por la Unión Europea, y puesto en ejecución por los
ayuntamientos de Comendador y de Juan Santiago. Otros socios colaboradores son,
la Fundación PROGRESSIO y una organización de la ciudad italiana de Vicenza,
tercera ciudad industrial de ese país, y primera en la llamada joyería de oro
en Europa.
Para canalizar sus
fines, el Ayuntamiento de Comendador ha construido un gigantesco edificio en la
comunidad fronteriza de Carrizal, que servirá para que dominicanos y haitianos
guarden, exhiban y vendan allí sus respectivas producciones artesanales.
Según afirmaciones
hechas, al Movimiento Patriótico Independiente, por el señor Nelson de la Rosa,
presidente del grupo de artesanos dominicanos que participan en este programa,
los estatutos definitivos del mismo no han sido establecidos, debido a que los
dominicanos se negaron a aprobar los estatutos originales, llevados por los
patrocinadores, que les daban preeminencia a los haitianos sobre los criollos.
“Yo puedo aceptar –dijo el señor De la Rosa—que usted venga a mi casa y se coma
un plato de comida que yo le brinde; pero no puedo aceptar que usted venga, se
instale en mi casa y comience a mandar en ella como si fuera suya”. Confesó
que, a su parecer, el verdadero propósito de este programa, titulado Artesanía de Frontera, es la fusión de ambos
países.
En recorrido por la
ciudad, conversando con diversas personas, nos reconfirmaron lo que ya
sabíamos: el pueblo de Elías Piña es radicalmente reacio a la presencia de los
haitianos en este lado de la frontera, y repudia la actitud de las autoridades
que, confabulándose con los que planean la destrucción de nuestra nación, se
muestran harto complacientes con los haitianos en las diversas áreas de
actividad, dándoles alas y haciéndolos prepotentes y arrogantes frente a los
dominicanos.
Por ejemplo, en el
hospital público de Elías Piña, el área de pediatría está tomada por los
haitianos. De cada 20 parturientas, 18 son haitianas, que luego reclamarán
nacionalidad dominicana para sus vástagos. Cualquier paciente haitiano que
requiera ser trasladado al hospital de La Maguana, o a cualquier otro, tiene la
facilidad de conseguir ambulancia; mientras, a los dominicanos se les hace
cuesta arriba poder ser trasladados.
Han proliferado, como la
verdolaga, las diversas iglesias protestantes, compuestas exclusivamente por
haitianos; iglesias que, aunándose con la Iglesia Católica Vaticano, predican
la unificación de ambos países.
La única nota
discordante, que pudimos hallar, respecto a la opinión general de los
ciudadanos dominicanos sobre el caso haitiano, la representó el Síndico o
Alcalde de Comendador, el señor Luis Radhamés Minier, reformista, llegado a ese
puesto por la alianza espúrea del Partido Reformista con el Pálido Pelegato
boschista. Luis Radhamés Minier, argumentando estupideces, como la de que él es
y se siente fronterizo; que Elías Piña necesita desarrollarse, sin esperar a
que el gobierno nacional decida hacerlo; que él ha conseguido diversos recursos
millonarios, procedentes de la comunidad internacional, para ese desarrollo; y
que, en este sentido, él ve a los haitianos como una oportunidad. Se desnudó
por completo y expuso al aire sus desvergüenzas.
Esa oportunidad, que él
dice ver en los haitianos, aunque no la esclarece de manera verbal, resulta
harto reveladora de sus intenciones. Los planes anti-dominicanos del
imperialismo yanqui, de la Unión Europea y demás aliados, han hecho afluir
recursos económicos para facilitar sus fines; y él, Luis Radhamés Minier, sin
tomar en cuenta los verdaderos fines imperialistas –aunque los conoce
perfectamente-, se ha allegado parte de esos recursos para supuestamente
desarrollar a Elías Piña.
Al final de una
acalorada discusión con los representantes del Movimiento Patriótico
Independiente, que antepusieron los intereses integrales de la nación entera a
la búsqueda del supuesto bienestar de una provincia; y que defendieron con
vehemencia patriótica la soberanía de nuestro país, el Síndico, Luis Radhamés
Minier, terminó repudiando la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional,
calificándola de disparatosa e injusta. Con esta última opinión, sus impudicias
y mercenarismo quedaron más al desnudo.
Conversando con diversas
personas de la población, sobre esta actitud del
Síndico Luis Radhamés
Minier, todos repudiaron tal actitud anti-dominicana; y lo retaron a demostrar
que él ha llevado algún tipo de desarrollo o bienestar al pueblo de Elías Piña;
desarrollo y bienestar que sólo se notarían en sus propias cuentas bancarias.